A lo largo de la historia, Sevilla ha tenido distintas fuentes de abastecimiento: El agua del río Guadalquivir, pozos públicos y privados, aljibes, Caños de Carmona, la Fuente del Arzobispo y la fuente de Tomares.
El acueducto de los Caños de Carmona, una de las principales fuentes de abastecimiento de agua en la ciudad, tiene su origen en la época romana en el siglo II.
El manantial que lo abastecía, llamado de Santa Lucía, se ubicaba en Alcalá de Guadaira y atravesaba la villa bajo tierra, discurría cerca del castillo de dicha localidad y bordeaba el alcor hasta la vega, donde el agua salía a la superficie a la altura del actual polígono de la Red (antigua hacienda de la Red).