La tradición molinera en Alcalá de Guadaíra se remonta a su fundación durante la ocupación musulmana. En este periodo se construyeron molinos aprovechando las caídas de agua de las numerosas galerías secundarias existentes en la corriente principal de la mina.
Tras la conquista del territorio por el rey Alfonso X se produce la expansión de la villa y el reparto del terreno entre los conquistadores, surgiendo multitud de latifundios que permitieron desarrollar una importante economía agrícola centrada en el cultivo de trigo y cereal. Esta producción hará que los molinos harineros proliferen también en esta época, además de reutilizarse los de la época árabe.
Es en el siglo XIX cuando la proliferación de los molinos será mayor -hasta 40 llega a contabilizar el Padre Flores en 1834- debido a la capital importancia que cobra la industria del pan en el desarrollo económico del municipio, hecho que se vería aumentado en 1873 con la aparición del ferrocarril, denominado ‘Tren de los panaderos’.
