Esos grandes pequeños gestos

Fuente: Diario de Sevilla

Juan Espadas Cejas

El año ha comenzado con noticias de lluvias, nevadas y temporales generalizados en toda España. Nada que ver con el panorama de hace apenas un mes, en el que las imágenes recurrentes en televisión eran de hilos de agua donde antes había ríos y tierras cuarteadas y restos de edificaciones de piedra donde antes había extensas láminas de agua.

La sequía, las restricciones de agua, los cortes en el suministro… han sido palabras y expresiones que se han venido repitiendo en los últimos meses con inevitable insistencia. Por fortuna, los embalses que abastecen a Sevilla y a su área metropolitana contaban con reservas suficientes como para que, en nuestro caso concreto, esta situación no haya traspasado la pantalla del televisor. A fecha de hoy, la situación no ha cambiado. Nuestros embalses están hoy al 62,7% de su capacidad y contamos con una reserva que garantiza nuestro suministro en el corto y medio plazo.

Esta situación es debida a diferentes factores. Algunos de ellos tienen que ver con la climatología favorable, sin duda, pero eso es algo variable y, sobre todo, circunstancial. La fotografía no se entendería si no miráramos al pasado y recordáramos los años posteriores a la Expo 92, cuando apenas había agua en nuestros embalses y las restricciones de agua en nuestros hogares condicionaban nuestro día a día. De aquella crítica situación, los sevillanos aprendimos muchas lecciones. Empezamos a valorar el agua como un recurso tan fundamental como frágil y tomamos conciencia de que la escasez del agua era un problema que no podían afrontar sólo las administraciones públicas, sino que requería de la solidaridad y el esfuerzo de todos.

Gracias a aquella experiencia, en Sevilla se consume hoy una media de 112 litros por habitante y día frente a los 173 de aquella época.

A diferencia de entonces, hoy somos muy conscientes de que los efectos del cambio climático se traducirán, cada vez más, en mayores periodos de ausencia de precipitaciones, por lo que nuestros recursos básicos cada vez estarán más amenazados. La realidad, por tanto, nos obliga a repensar nuestra forma de gestionar los recursos disponibles. Y, como hace veinticinco años, se trata de una labor de todos.

Esta ejemplar conducta ahorradora que la ciudadanía sevillana tiene ya interiorizada e integrada en su día a día es clave no sólo para aumentar el plazo de garantía de los recursos disponibles, sino que favorece el cuidado del medio ambiente al no detraer del mismo más que lo estrictamente necesario. En consecuencia, fomenta la sostenibilidad medioambiental, permite combatir los efectos del cambio climático y supone un gesto de solidaridad con las generaciones venideras.

Por todo ello, quiero felicitar a todos los sevillanos y sevillanas por haber convertido sus pequeños gestos ahorradores de agua en una magnífica estrategia medioambiental.

El agua de hoy es también el agua del futuro es el lema de una campaña que la empresa de aguas de Sevilla y su área metropolitana, Emasesa, acaba de poner en marcha precisamente para recordarnos la importancia del cuidado de nuestros recursos hídricos en un escenario como el actual, donde la sequía no es un fenómeno extraño sino recurrente y al que hay que combatir día a día.

Una vez superada la sequía del periodo 1992-1995, recuerdo que Manuel Roca de Togores, empresario y primer presidente de la Federación de Regantes del Guadalquivir, dijo: “Hoy queda un día menos para la próxima sequía”. Tenía razón. Afortunadamente, entre todos pusimos los medios necesarios para que, desde entonces, no hayamos tenido que pasar por situación similar. Estamos haciendo las cosas bien pero no debemos bajar la guardia. Como dice la campaña: “Juntos garantizamos el agua del futuro. Sigamos cuidándola”.

 

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