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Gestión de aguas regeneradas en EMASESA

Motor circular para la sostenibilidad hídrica

El cambio climático nos enfrenta a uno de los mayores desafíos de nuestra historia: garantizar la disponibilidad y calidad del agua en un contexto de creciente escasez. Las proyecciones son claras: menos recursos renovables, mayor presión sobre las fuentes naturales y fenómenos extremos como sequías prolongadas. Ante esta realidad, no basta con mantener los modelos tradicionales de gestión hídrica; necesitamos dar un paso adelante y adoptar soluciones innovadoras que aseguren la sostenibilidad de nuestras ciudades.

En este escenario, el agua regenerada emerge como un recurso estratégico. Gracias a procesos avanzados de depuración y tratamiento, el agua residual deja de ser un desecho para convertirse en un recurso seguro, estable y versátil. Este enfoque nos permite cerrar el ciclo del agua, reducir la presión sobre los ecosistemas y garantizar un suministro fiable para usos no potables, como el riego de zonas verdes, la limpieza urbana, la industria o incluso la recarga de acuíferos.

La reutilización del agua no solo es una respuesta técnica: es una apuesta por la economía circular aplicada al ciclo urbano del agua, una oportunidad para repensar cómo gestionamos nuestros recursos y cómo construimos ciudades más resilientes frente al cambio climático. En Sevilla, EMASESA lidera esta transformación, integrando proyectos que conectan la gestión hídrica con la planificación urbana y la calidad de vida.

Un compromiso con el futuro

La reutilización del agua regenerada no es obligatoria, pero sí necesaria. Incorporarla a la gestión urbana supone un gesto firme hacia la sostenibilidad, la eficiencia y la innovación. Con EMASESA, Sevilla y su área metropolitana avanza hacia un modelo circular que conecta la gestión del agua con la planificación urbana y la lucha contra el cambio climático.

¿Por qué es importante?

La reutilización del agua regenerada es una solución estratégica que permite cerrar el ciclo del agua y avanzar hacia un modelo urbano más sostenible. Tras un tratamiento avanzado, el agua residual deja de ser un desecho para convertirse en un recurso seguro y estable, apto para múltiples usos:

  • Riego de parques, jardines y arbolado urbano, reduciendo el consumo de agua potable.
  • Baldeo y limpieza de calles, usos industriales y agrícolas.
  • Aplicaciones ambientales en zonas metropolitanas.

Este enfoque libera recursos de mayor calidad para el abastecimiento humano y contribuye a la resiliencia frente a sequías, optimizando la gestión integrada del agua.

Proyectos en marcha

En Sevilla, el binomio agua regenerada–zonas verdes ya es una realidad en proyectos impulsados por EMASESA y el Ayuntamiento, donde se integran redes específicas para riego con agua regenerada.

EMASESA suministra agua regenerada al Real Club de Golf de Sevilla desde la Estación Regeneradora de Agua (ERA) de Ranilla, con un volumen anual de 775.000 m³. Además, se han identificado demandas potenciales para instalaciones deportivas, universidades, clubes sociales y espacios públicos, con una previsión total de 3,7 hm³/año.

Así, la ciudad avanza hacia un modelo circular que no solo optimiza recursos, sino que también conecta la gestión del agua con la planificación urbana y la lucha contra el cambio climático.

Nuestros pilares

Conscientes de que el ciclo del agua es un factor clave para transformar los entornos urbanos, EMASESA se propone liderar la transición ecológica en Sevilla y su área metropolitana. Este compromiso se articula en torno a cuatro pilares fundamentales que guían nuestra estrategia y nuestras acciones:

Protección de la cuenca y sus masas de agua.

Economía circular aplicada al ciclo urbano del agua.

Mitigación y adaptación al cambio climático.

Participación social y educación ambiental.

Beneficios ambientales y urbanos

La reutilización del agua regenerada no solo es una solución técnica, sino una oportunidad para transformar nuestras ciudades en espacios más sostenibles y resilientes. Este enfoque aporta beneficios ambientales, sociales y climáticos que se reflejan en tres grandes líneas de actuación:

  • Cerrar el ciclo del agua: Convertir un residuo en recurso reduce la presión sobre fuentes naturales.
  • Zonas verdes sostenibles: El riego con agua regenerada ahorra agua potable y mejora la resiliencia urbana.
  • Calidad de vida y clima: Más vegetación con menos impacto hídrico ayuda a reducir la isla de calor y favorece la biodiversidad.

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