El cambio climático nos enfrenta a uno de los mayores desafíos de nuestra historia: garantizar la disponibilidad y calidad del agua en un contexto de creciente escasez. Las proyecciones son claras: menos recursos renovables, mayor presión sobre las fuentes naturales y fenómenos extremos como sequías prolongadas. Ante esta realidad, no basta con mantener los modelos tradicionales de gestión hídrica; necesitamos dar un paso adelante y adoptar soluciones innovadoras que aseguren la sostenibilidad de nuestras ciudades.
En este escenario, el agua regenerada emerge como un recurso estratégico. Gracias a procesos avanzados de depuración y tratamiento, el agua residual deja de ser un desecho para convertirse en un recurso seguro, estable y versátil. Este enfoque nos permite cerrar el ciclo del agua, reducir la presión sobre los ecosistemas y garantizar un suministro fiable para usos no potables, como el riego de zonas verdes, la limpieza urbana, la industria o incluso la recarga de acuíferos.
La reutilización del agua no solo es una respuesta técnica: es una apuesta por la economía circular aplicada al ciclo urbano del agua, una oportunidad para repensar cómo gestionamos nuestros recursos y cómo construimos ciudades más resilientes frente al cambio climático. En Sevilla, EMASESA lidera esta transformación, integrando proyectos que conectan la gestión hídrica con la planificación urbana y la calidad de vida.