El entorno de El Gergal: un ecosistema recuperado para el disfrute y ocio de todas las personas

A pocos minutos de la ciudad, los sevillanos cuentan con un espacio único para abrazar a la Naturaleza en vivo.

El entorno de El Gergal cuenta con un sendero fluvial, información puntual sobre recorridos y especies de la zona además de  espacios de extrema belleza para vivir de primera mano un ecosistema privilegiado.

 

Parque periurbano de El Gergal

Dentro de las actuaciones emprendidas por Emasesa, de cara a la restauración ambiental de la zona, entre las que destacan la eliminación de una barrera de hormigón  que cruzaba  el cauce del río (azud),  más de 630 metros cúbicos de hormigón, la restauración del cauce, con la retirada de basuras y residuos   de las orillas y la mejora de la vegetación de la ribera, con una plantación de más de 400 plantones de especies autóctonas, además de la  plantación de álamo blanco , creando una  pantalla verde que obstaculice la visión de la presa.

El Parque Periurbano  de El Gergal, que  nació hace treinta años, tras un acuerdo entre Emasesa, Junta y Ayuntamiento de Guillena, se ha convertido, tras la suma de estas actuaciones,  en una oferta considerable para los amantes del medioambiente, al reunir en su espacio multitud de atractivos para dedicar el tiempo de ocio de los habitantes de la zona a adentrarse en esta ribera con una fauna y una flora muy peculiar y con un sendero fluvial , que lo convierten en un ecosistema privilegiado, y lo mejor de todo, a un paso de la ciudad y de la totalidad del área metropolitana.

Las casi 5 hectáreas del parque acogen una fauna muy peculiar que está relacionada con el río, que se convierte en su fuente de sustento durante todo el año. Aves de una belleza singular como la garza real, el martín pescador  o el ánade real conviven con la nutria, un mamífero carnívoro, difícil de ver por ser animales que precisan aguas muy claras y limpias, con el galápago leproso o la gallineta común, todos con una vinculación vital al agua.

Barbos, bogas, carpas, percas y  albures, entre otros,  conviven en estas aguas asegurando su sustento con pequeños invertebrados acuáticos y multitud de larvas, y al mismo tiempo, en el ciclo vital, se convierten en la despensa de las aves pescadoras de la ribera

El recorrido del sendero, de casi 700 metros de longitud es  de baja dificultad, y  orientación, y su recorrido en ida y vuelta no llega a la hora de duración, poniendo al pie del senderista  arbustos como: las adelfas, las retamas y los palmitos, y bellas especies arbóreas: olmos, álamos blancos, encinas, chopos, olivos y pinos piñoneros.

Sin lugar a dudas, este entorno se ha convertido en una opción de peso para compartirla en familia cualquier fin de semana, o una de esas tardes  largas de primaveras que propician vivir en el exterior. Un espacio para disfrutar, y sin duda alguna para cuidar.

 

 

 

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