EMASESA, de gran consumidora de energía a acercarse a la neutralidad energética para combatir el cambio climático

Alcanzar la neutralidad energética en una empresa que atiende a más de un millón de personas y necesita una media de 55 GWH/año es el reto que EMASESA se ha planteado para antes de 2030. ¿Cómo pretende lograrlo? Fabricando energía verde y disminuyendo el consumo.

Día Internacional Contra el Cambio Climático

Llevar un agua potabilizada a más de 1,4 millones de usuarios y posteriormente tratarla para devolverla a la naturaleza supone un gasto energético muy alto cifrado en una media de 55 GWh/año. Esta cantidad de energía equivale, aproximadamente, al consumo anual de una población como La Rinconada, de unos 38.000 habitantes.

Durante épocas de sequía, el gasto es incluso superior, al requerirse esfuerzos extra tanto en aducción como en tratamiento. La traducción del gasto energético en gasto económico es tan ingente como la huella de carbono que produce un consumo de este calibre, por ello, la empresa pública de aguas trata de equilibrar su gasto energético desde hace años produciendo su propia energía eléctrica en minicentrales hidroeléctricas, plantas de cogeneración y plantas solares fotovoltaicas en varias de sus instalaciones.

En años hidrológicos “normales”, como fue el caso de 2019, EMASESA ha llegado a tener una neutralidad energética del 89%. En años de escasez, como 2023, ésta ha bajado al 41% al reducirse la producción de energía hidroeléctrica. El objetivo es acercarse al 100% de neutralidad energética antes de 2030 e incrementar su autosuficiencia de manera progresiva para pasar del 40% actual, al 50%.

Francisco José Juan, director de Sostenibilidad e Innovación de EMASESA, explica cómo: “Ante la realidad del cambio climático, no nos queda otra que incrementar nuestra autosuficiencia energética a través de dos estrategias: aumentar la producción de energía con la cogeneración y la implantación de plantas solares fotovoltaicas y reducir el consumo a través de la eficiencia energética que conlleva la digitalización y los controles operacionales”.

Biogás y energía fotovoltaica o cómo independizarse del clima

Toda la energía que produce EMASESA es de carácter renovable. De hecho, en un año normal, la mitad de ésta proviene del aprovechamiento de los recursos hídricos, ya que la empresa metropolitana se vale de los saltos de agua a través de tres minicentrales hidroeléctricas ubicadas en los embalses de Minilla, Aracena y Zufre.

Sin embargo, la producción de esta energía tiene una fuerte dependencia de las condiciones pluviométricas que se registren y por ello, su peso se ha ido reduciendo en los últimos años debido a la sequía, hasta ser prácticamente inexistente en 2023.

Por esta razón la empresa de aguas está potenciando el biogás y la energía fotovoltaica, además de aprovechar hidráulicamente la altura de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de El Carambolo.

En el primer caso, el biogás se obtiene de la codigestión anaerobia de lodos concentrados de aguas residuales y cosustratos orgánicos de procedencia externa a EMASESA, agroindustriales fundamentalmente. “Con la codigestión conjugamos el trinomio agua-energía-residuos, convirtiendo las estaciones depuradoras de aguas residuales o EDAR, en verdaderas biofactorías”. De hecho, durante 2023 la codigestión ha permitido la obtención de 22 GWh/año, lo que equivale al consumo anual de una población de casi 17.000 habitantes.

En cuanto a energía solar, EMASESA está maximizando la producción de fotovoltaica en sus instalaciones. En los dos últimos años ya ha instalado una potencia de unos 2MWp junto a la EDAR Copero, dos depósitos y la estación de bombeo de Adufe, a lo que añadirán 3MWp gracias a los paneles que se instalarán en otros depósitos, centros de trabajo y cuando se materialice el proyecto de cubrir los depósitos de cabecera y los laboratorios situados en la ETAP El Carambolo.

“Esta instalación fotovoltaica será complementaria a otro ambicioso proyecto, el del aprovechamiento hidroeléctrico del Barranco de la Trocha. En la parte superior del barranco se encuentran los depósitos que abastecen a la ciudad y queremos aprovechar esta energía potencial, que además sería continua debido al flujo de agua permanente que baja por las arterias principales que abastecen a la ciudad”, comenta Francisco José Juan.

Con ello, la empresa de aguas podrá cubrir el incremento del consumo energético de la instalación “porque tendremos que introducir tratamientos más avanzados en el proceso para adaptarnos a la más que posible pérdida progresiva de la calidad de agua en origen y los requerimientos del Real Decreto de consumo y de depuración recientemente publicados junto a la futura directiva de depuración de aguas de inminente publicación”.

El kWh que menos cuesta y menos contamina es el que no se consume

Dentro de su Plan de Ahorro y Eficiencia Energética EMASESA también concentra esfuerzos en reducir el consumo energético manteniendo la calidad y seguridad del servicio. “Para ello, la digitalización que estamos implantando gracias a los proyectos subvencionados por el PERTE Embalse Digital 5.0 y CREaNDO es una gran aliada, ya que su implementación va a permitir obtener la optimización de los procesos y por ende, una mayor eficiencia energética”.

EMASESA se encuentra inmersa en una operación de reingeniería de procesos, consecuencia de la digitalización de la compañía, así como en un programa de renovación de equipos e infraestructuras con criterios de eficiencia y sostenibilidad, optimizando la autoproducción y el consumo “porque la energía que menos cuesta y contamina, es la que no se consume”.

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